Roger Federer gana tan fácil que la retirada de sus rivales es casi lo de menos. En la semifinal de hoy ante el coreano Hyeon Chung, el suizo vio como su rival sacaba la bandera blanca con un marcador desfavorable de 6-2 y 5-2, en 62 minutos. Chung tuvo que se atendido de ampollas en el pie con 4-1 en el segundo set y decidió abandonar dos juegos después.
Federer, a sus 36 años y 173 días, se cuela por séptima vez en su carrera en la final del Open de Australia, quedándose como el que más veces ha estado en la pista el último día de competición. En el otro lado de la red estará Marin Cilic, verdugo ayer de Kyle Edmund y que disfruta de un día más de descanso para preparar la final.
Por mucha ventaja que les de Federer a sus adversarios, el número dos mundial es el gran favorito a defender el título y adjudicarse su vigésimo ‘Grand Slam’ en su trigésima final. De momento es el tercer tenista más longevo en jugar por la corona en la Era Open después de Ken Rosewall y Mal Anderson, que se batieron en duelo en la última ronda de 1972.
En el tiempo que aguantó en pista Chung tuvo que soportar como su adverdario le rompía cuatro veces el saque y le conectaba 24 ganadores. Fue un aplastamiento al miembro más destacado de la ‘Next Gen’ en la presente edición del Abierto australiano.
