Derrotado en Leverkusen (2-1), incapaz de marcar en la primera mitad en diez de sus últimos trece encuentros oficiales, en los cuales solo ha logrado cuatro victorias (el resto fueron siete empates y dos derrotas), el Atlético de Madrid se recuesta en el diván en busca de respuestas a su mala dinámica.
Los síntomas que podría relatar como paciente a un facultativo fueron explícitos anoche en Alemania, donde cayó por 2-1 ante el Bayer Leverkusen y desperdició una oportunidad de dejar asegurada la clasificación a los octavos de final de la Liga de Campeones.
Falta de intensidad en la primera mitad, inexistencia de la presión al inicio de la jugada del contrario, ausencia de ambición para intentar gobernar el partido desde su inicio, poca participación de los laterales en el ataque -tan relevantes al inicio de la temporada-, lo que redundó en la falta de remates a la portería contraria en los primeros 45 minutos.
Si a esos signos habituales en los últimos partidos del conjunto rojiblanco se le suma una inusual fragilidad defensiva vivida ayer en el BayArena de la ciudad del oeste germano, vislumbrada en cada saque de esquina del conjunto local, en la mala fortuna del centrocampista ghanés Thomas Partey al intentar despejar un córner que acabó como autogol para el 1-0, y al desacierto de Mario Hermoso y la pasividad del brasileño Felipe en el segundo, se completa el panorama de dificultades del Atlético.
Unos problemas que conocen en el seno del vestuario rojiblanco. Anoche el centrocampista Saúl Ñíguez ofreció el diagnóstico, sin necesidad de bata blanca, nada más concluir el encuentro.
«Otra vez hemos tirado la primera parte, como muchas veces esta temporada. No hemos estado y cada vez queda menos tiempo y tenemos que aprender ya (…) Parece que vamos remando siempre contra corriente en la segunda mitad, porque regalamos la primera, y esto no tiene que ser así», dijo el futbolista a ‘Movistar’.
La reflexión del centrocampista ilicitano no admite matices si se echa la vista atrás: el Atlético fue incapaz de gobernar la primera parte ante el Sevilla (1-1 final) y el Alavés (1-1), sufrió aunque marcó al Athletic (ganó 2-0), tampoco logró marcar en los primeros 45 al Bayer Leverkusen en casa (victoria 1-0), ni al Valladolid (0-0), el Lokomotiv de Moscú (triunfo 0-2), el Real Madrid (0-0), el Celta de Vigo (0-0) o la Real Sociedad (derrota 2-0).
Volviendo a Leverkusen, los datos de su presentación en la primera mitad apoyan aún más la tesis: ningún tiro a puerta ni saque de esquina provocado antes del descanso, en el que apenas protagonizó un fuera de juego; mientras que el conjunto alemán tiró al menos una vez a puerta (un tiro flojo del alemán Kevin Volland que atrapó Jan Oblak) y sacó siete córners (en uno casi se marca autogol Felipe, y en el siguiente llegó el gol en propia de Thomas). Huelga señalar la posesión de balón: 63 % local, 37 % visitante.
«No volvimos a hacer un buen primer tiempo. Nos costó mucho el arranque del partido, posteriormente vino el gol y generó más dudas en nuestro juego», admitió el entrenador argentino Diego Pablo Simeone tras el partido, cuando aseguró que «el primer responsable» es él.
«La motivación inicial para los partidos es del entrenador. Está claro que habrá que mejorar para llegar más profundo», añadió el preparador, en declaraciones a ‘Movistar’ en el BayArena.
Simeone también valoró que su equipo, como ya le ha ocurrido en varios partidos de esta última serie de duelos con malos arranques en la primera parte, volvió a mejorar en la segunda. «Tuvimos ocasiones, nos pusimos 2-0 y al final tuvimos opciones para llegar al empate», agregó.
Ciertamente, pese el desafortunado tanto del 2-0 alemán a cargo de Volland, en el que el extremo Karim Bellarabi centra con comodidad ya que Saúl Ñíguez está a distancia, Mario Hermoso no acierta a despejar el balón y Felipe no consigue anticiparse al remate del delantero alemán; el Atlético mejoró en el segundo acto.
Tiró ocho veces a puerta y provocó tres córners, gracias en gran medida al paso atrás del conjunto local tras verse con una distancia de dos tantos, y con el concurso del extremo Víctor Machín ‘Vitolo’, que ingresó en el minuto 61 por Diego Costa. También lo hicieron el francés Thomas Lemar y el mexicano Héctor Herrera.
Y pudo incluso empatar, si la racha de Álvaro Morata, que encadena cinco partidos seguidos marcando (Bayer, Athletic, Alavés, Sevilla y de nuevo ayer en Leverkusen), se hubiera ampliado a dos tantos en Alemania. Tuvo una ocasión, a pase de Thomas en el 94, y acertó; en la segunda, un minuto después tras un error alemán, su remate se encontró con el pie derecho del portero Lukas Hradecky.
Un empate habría sido, probablemente, premio excesivo para un Atlético que cuajó un mal encuentro, con el que se complica la vida en la Liga de Campeones, pero que aún cuenta con las opciones en su mano para pasar a la fase eliminatoria.
Segundo del Grupo D con 7 puntos, una victoria en Turín ante el Juventus italiano, ya clasificado con 10, el próximo 26 de noviembre, pondría al Atlético en octavos. Incluso perdiendo podría clasificarse, si gana en la última jornada en el Wanda Metropolitano al Lokomotiv ruso (11 de diciembre).
La calculadora aún le permite al Atlético ser optimista, pero solucionar sus problemas en las primeras partes de los partidos y conseguir ser competitivo los 90 minutos es, a día de hoy, una necesidad perentoria para el conjunto rojiblanco, si quiere retomar la senda de las altas aspiraciones que se corresponden con su historia y su actual plantilla.
EFE